jueves, 4 de diciembre de 2008

Doble Naranja - No. 5 Editado el 21 de Noviembre de 2004 "Valencians pel món: ahora que me acostumbro a la vida aquí, ¡para casa pronto! ¡BIEN!"

Estimados todos: hace mucho tiempo que quiero escribir este número de Doble Naranja, pero no he encontrado tiempo. En fin, buena señal, últimamente no me he estado aburriendo mucho, aunque tampoco he hecho nada especialmente excitante. ¡Ya hace un mes del último número y hay que editar!

Empezaré hablando de "Valencians pel món", es una sección que hacen el viernes, dentro del programa matinal diario de Radio 9. Llaman a un valenciano que esté fuera de casa, y le hacen preguntas sobre el país en el que se encuentra, por qué está allí, etc. Igual da que estés allí para siempre o temporalmente, el caso es que algún familiar tuyo telefonee a la radio y les dé tu número de teléfono en el extranjero. Ellos te llaman un par de días antes, y quedan contigo para una entrevista en directo.

Sé que muchos de vosotros la seguisteis, para vosotros, y para aquellos que no puedisteis oir la entrevista en directo, aquí tenéis los cortes de la presentación y de la entrevista del día viernes 22 de Octubre de 2004.

Respecto a la vida aquí, pues al final te haces una rutina. En mi caso muchos sabéis que me gusta practicar el baloncesto, así que estoy en el club Tantalus, asociado a la universidad en la que hago el postdoc. Un par de entrenamientos a la semana y un partido los fines de semana.

Las instalaciones deportivas en este país, y no hablo sólo de las de la universidad, sino las de cualquier pueblo o barrio de los que he visitado con mi equipo, son totalmente diferentes a las españolas. ¡Cuántas pistas de polideportivo me he recorrido en España! Aquí, obviamente por la climatología, y salvo para deportes que son puramente de exteriores, tienen pabellones deportivos cubiertos. Muchos de los que he visitado tienen climatización. Pero lo más curioso de estos pabellones es que tienen una cantina, una especie de bar, pero bien acondicionado, dista mucho de ser la típica barra española improvisada en alguno de los pabellones que hay en nuestro país. Y os aseguro que juego en la división más baja holandesa. Eso sí, la diferencia de juego es abismal. De hecho, ¿alguien ha oído hablar de la selección holandesa de baloncesto? Es su forma de jugar, creo que no tienen paciencia para esto del baloncesto, ataques demasiado rápidos, alocados y defensa muy física. ¡Ah! Nunca más me quejaré de un árbitro español (igual que de la Seguridad Social, ¡viva la Seguridad Social Española!). Los que jugáis a baloncesto lo entenderéis. Lo que sí me gusta, y también hacemos en España, es tomarnos algo tras los entranamientos y partidos. Eso sí, no sé cómo pueden beber tanta cerveza ...

No puedo pasar sin hablar de la piscina. Los que nadáis en España, al menos en la piscina que yo iba en Quart de Poblet, sabéis que además de los vestuarios con duchas, hay unas duchas en las que te metes antes y después de entrar a la piscina, y que vas con tus chanclas y tu gorro obligatorio. Pues aquí solamente hay esas duchas. Ya le di yo vueltas buscando las duchas "normales", las de ducharse sin bañador, y nada, que no, más cuando vi a la peña enjabonándose con el bañador puesto. ¡Ah! Ni gorro, ni chanclas, con un par, ¿es que aquí no existen los hongos? ¡Pero si hasta entre los ladrillos de las aceras asoma un verde moho de impresión! Así que nada, eso, nada un rato, y dúchate. Lo de la rubia de uno ochenta del bikini blanco que se duchó enfrente no lo voy a contar. En el álbum de fotos tenéis una muestra del pabellón, de mi equipo, y del mosaico que hay en el pasillo que lleva a la piscina, visto desde fuera.

De un tiempo a esta parte también tengo unos vecinos muy majos. Irene, de Alicante, y Carlo, italiano, con los que comparto mesa muchas veces, y vamos rotando el turno de cocina. Hemos pasado de paella valenciana, a sopa de macarrones y carne con pisto alicantina, hasta arroz al horno italiano (ese toca dentro de un rato), todo en el álbum de fotos. Últimamente da bastante pereza salir de fiesta. En primer lugar porque por la noche ya hace un frío que pela, y en segundo lugar porque siempre es la misma calle de los pubs. En fin, me lo monto en casa en plan tranqui, viene alguien, compartimos algo de cena y de bebida, charramos, vemos alguna peli. Dejando pasar los días para llegar a Navidad e irme a casa, a mi vida de verdad.

Y paso al siguiente número, una lectura de tesis en Holanda, ¡vaya formalidad!

Un abrazo.

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