Este jueves pasado, 18 de Noviembre de 2004, tuve la ocasión de asistir a la lectura de tesis de uno de los miembros del grupo en el que trabajo. Fue un acto que merece reseña y número aparte del Doble Naranja, desde el principio, la presentación, hasta la fiesta final.
La TU/e tiene unas salas espciales para este tipo de eventos. Haceros a la idea de que vais a uno de esos multicines en los que hay una pantalla de TV antes de cada puerta donde pone qué proyectan en la sala. Las salas son además peraltadas y semicirculares. ¿A que no sabéis dónde podéis ver los detalles? Pues claro, en el álbum de fotos.
Para comparar, en España el tribunal está compuesto por 5 miembros, mientras que en Holanda está compuesto por 10 miembros. El doctorando viste chaqué, y los miembros del tribunal unas togas con gorro ambos de color negro. La hora de inicio de la presentación era las cuatro de la tarde. En España entra primero el tribunal y luego llaman a la gente y al doctorando. Aquí en Holanda, la gente y el doctorando están dentro, y el tribunal accede por una puerta en la parte inferior de la sala, precedidos por un ujier con un bastón, también con su correspondiente toga y gorro negro.
A diferencia con España, aquí el director de tesis es miembro del tribunal, y es el primero en dirgirse al doctorando. Al doctorando hay que dirigirse como "promovendus" (el que debe ser promocionado). Todo el acto es coordinado por el presidente del tribunal, ell cual va presentando a los miembros del tribunal, les pide que pregunten, y tras la contestación, pregunta al miembro del tribunal si quedó satisfecho con la respuesta del "promovendus". El director de tesis toma primero la palabra y le pide que haga una breve exposición de su trabajo, para lo cuál emplea, como nosotros, una presentación electrónica, si bien la duración es de diez minutos escasos, frente a los cincuenta minutos que hacemos aproximadamente en España.
También es de resaltar que el doctorando, además de su tesis, elabora una serie de frases en las que expone conocimientos que ha adquirido durante la realización de su tesis, y que no tienen por qué estar relacionados con la materia, pueden ser por ejemplo, experiencias de su propia vida. Es lo que ellos llaman algo así como "stellingen". No sólo eso, sino que el doctorando está asistido por dos padrinos que se sientan tras él, a los que puede pedir ayuda ante alguna de las preguntas. Por ejemplo, un miembro del tribunal le preguntó sobre una de sus frases, y el doctorando le pidio a uno de sus padrinos, madrina en este caso, que leyese la mencionada frase, tras lo cual el doctorando tuvo que argumentar el cómo y por qué había llegado a esa conclusión.
Lo mejor es que, a diferencia de España donde el turno de preguntas tiene una duración indeterminada, y por lo tanto la presentación de la tesis, aquí el total del acto dura una hora. Y exactamente una hora, porque tras una hora de lectura, entra el ujier con el bastón, se planta en medio de la sala, da dos golpes en el suelo y dice "hora est". De hecho, uno de los miembros se quedó sin preguntar, con la palabra en la boca. Muy interesante.
Tras la presentación y preguntas, los miembros se retiran a deliberar y vuelven con el título de doctor del "promovendus", no se pone nota, simplemente apto o no apto, y es entonces cuando el director de tesis realiza un pequeño discurso. Acto seguido, se procede a la recepción, también en una sala acondicionada para tales eventos en la universidad.
Y bueno, el doctorando nos invitó a todos a su fiesta de graduación, que tuvo lugar en 's-Hertogenbosch, a media hora en tren/coche de Eindhoven, donde ahora vive. En el café bar le Duc tomamos cervezas, vinos, y cenamos a base de ensaladas, salmón, otra especie de pescado crudo con cebolla cruda por encima, del estilo de nuestros boquerones en vinagre, y pinchos de carne al estilo indonesio.
Muy interesante, otra tradición típica de aquí cuando alguien presenta la tesis. Un miembro del grupo, que toca la guitarra, se encarga de componer una canción que trata sobre el doctorando. Para ello pregunta a los miembros de grupo sobre historias o cosas curiosas que le hayan pasado al doctorando en sus años de trabajo, y por ejemplo, coge una canción popular holandesa, de la que todos conocen el ritmo y melodía, y cambia la letra. Reparte unas hojas a todos, y a cantarle su canción, que suele estar llena de anécdotas graciosas. Esta tradición me gustó mucho, y pensando en que todavía tenemos unos cuantos doctorandos en el grupo, y que yo toco la guitarra, pues veremos si la podemos importar.
La noche concluyó con una ligera nevada, que aunque no cuaja sí cala, y entre las cervezas y el frío al salir, alguno de los miembros del grupo tenía serios problemas con su voz al día siguiente.
En fin, otra experiencia interesante, mezcla entre nivel personal y profesional, de mi estancia en Eindhoven.
Un abrazo.
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